El culebrón eléctrico de los últimos días ha vivido su último episodio con la improvisada subida de la luz del 2,3% en enero aprobada por el Gobierno. Este incremento, que se produce después de que Industria anulara el anterior sistema de subastas para evitar un tarifazo del 11%, afectará a 16,5 millones de pequeños consumidores.
Por primera vez desde que se liberalizó una parte del sector, el Gobierno ha fijado la subida total del recibo, y no sólo el 60% que supone la parte regulada o de los peajes. Esta situación se ha producido después de que el Ministerio de Industria interviniera el mercado eléctrico para evitar un tarifazo del 11% derivado de la última subasta Cesur, que tradicionalmente fijaba el coste de la energía sobre el recibo.
Por otro lado, el Gobierno adoptó la propuesta de subida en la parte energética menos lesiva entre las sugerencias que un día antes le había trasladado la ComisiónNacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). Es decir, el consejo de ministros eligió la subida del 1,4% frente a la opción del 2,9% y justificó esta decisión en reducir el impacto sobre la competitividad de la economía que supone tener la tercera electricidad más cara de Europa, tal y como explicó el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al término de la reunión gubernamental.Por partes, la subida media del 2,3% para los hogares se divide en un incremento del 0,9% de los peajes y un 1,4% del término energético de la factura. El primer incremento es el resultado de tapar con cargo al consumidor el nuevo déficit de tarifa de 3.600 millones de euros del año presente, aflorado después de que el Ministerio de Hacienda retirase la aportación presupuestaria comprometida en la última reforma eléctrica.
Esta elección no está exenta de riesgos. El mecanismo «transitorio» aprobado por el Gobierno traslada al consumidor el papel de cubrir el riesgo para las comercializadoras eléctricas que puede surgir por la desviación entre el precio estipulado para la venta-48,5 euros por megavatio/hora- y el que luego registre el mercado mayorista de electricidad. Estos riesgos eran cubiertos hasta ahora por los traders y bancos de inversión que acudían a las subastas. Cada euro por megavatio/hora de desviación tendrá un coste futuro de 12 millones de euros.
El nuevo mecanismo trasladará la desviación al recibo del siguiente trimestre, lo que implica una distorsión de precios respecto al que estipule el propio mercado. Las eléctricas criticaron con dureza este nuevo sistema porque genera déficit de tarifa en la parte liberalizada del recibo, tras dos años de fuertes recortes para contener este desajuste en la parte regulada.
Además, las compañías consideran «arbitraria» la fórmula para estipular el coste de la energía, que consiste en hacer una media semestral del precio del mercado de futuros para un determinado trimestre. En este sentido, advierten que esta fórmula hubiera supuesto aumentos del 10% con respecto al precio marcado por la Cesur en los dos últimos trimestres.
FUENTE: EL MUNDO
FUENTE: EL MUNDO
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